lunes, 29 de mayo de 2017

Silencio

Silencio. Ante los tristones azulejos de ese espacio acumulador de artículos de supervivencia, que no de vivencias, se recorta la silueta difusa del humo, blanco, sin apenas consistencia, de la infusión. A través de él sus ojos ven, sin mirar, el dibujo geométrico, bien delineado, en colores chillones, que surca la pared de ángulo a esquina y que parece continuar lejos, más allá de su realidad. Es correcto, inmutable, perfecto. De una perfección que provoca escalofríos. No sabe muy bien qué hace allí, más bien hace tiempo que no sabe qué – decir “quién” sería, quizás, demasiado – es, o si sigue siendo.

Sopla. También el humo ha dejado de ser. No queda más recuerdo de él que unas pequeñas gotas de condensación; no tardarán en desvanecerse también. El brebaje vegetal se desliza ahora por su garganta, sin prisa, expulsando el frío y la rigidez de su cuerpo. Entra en una especie de estado de relajación máxima, de vacío, de un consciente estado de in-conciencia, de un anti-yo que observa implacable la decadencia corporal que está teniendo lugar, la contra-metamorfosis definitiva. Sus piernas fallan, abandonan su posición vertical. La taza, descolorida, escapa a sus dedos mortecinos y cae, rota, dividida en mil fragmentos que nunca volverán a sumar la unidad.

Silencio roto por una voz quebrada, una voz que no es suya, que viene de un interior que no es el suyo, que es propia y ajena, canto fúnebre en honor del hilo que se ha roto. La poción escala convertida en encantamiento, transformada en ondas destructivas, en hilos que incorporan su cuerpo poseído de melancolía. No hay ya más líquido que el que recorre sus mejillas, abrasándolas en alargados surcos de dolor, abriendo sus carnes para olvidar un páthos aún más desgarrado y sangrante.

El canto sigue, como el coro de una tragedia, desterrando a su ya externo “yo” y anunciando la fatalidad. El oráculo ha dictado sentencia: Tánatos ha venido a robarle el último de sus besos. 

2 comentarios:

  1. Hola Sara, soy carlos martin.
    he leído varias veces tus tres ultimas publicaciones. No soy crítico literario así que mi comentario será de índole puramente perceptiva, emocional,vamos pues a ello:

    Texto, Silencio

    En los dos primeros párrafos observo un esfuerzo por describir y adjetivar...se trata, diría yo, de la descripción más bien de un paisaje interior, sin referencias externas. A partir del segundo párrafo el texto va ganando, disminuye la adjetivación, aparece la emoción el yo, de un yo-testigo del drama que tiene lugar, un yo que cuenta, quizás distante,pero conmovido.

    Las dos últimas líneas, impecables.

    Espero que aporte algo mi comentario.En otro momento te daré impresiones de los otros textos.

    Un abrazo, carlos

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  2. Hola, Carlos. ¡Qué alegría leer tu comentario! Lo cierto es que con este conciso "comentario de texto" (como espero que me permitas que lo llame) me has ayudado mucho a ver aspectos formales de los que no he sido realmente consciente mientras escribía.

    Espero con impaciencia leer más comentarios tuyos, a los que estaré enormemente agradecida.

    Un abrazo

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