Abro los ojos, ¿dónde estoy? Sólo veo cuatro paredes grises, ¿qué es esto? Bajo mi cuerpo siento algo blando y mullido, debo de estar en una cama; pero, ¿cuál? No creo que sea la mía, ni que esto sea mi cuarto. No sé cómo he llegado hasta aquí. Lo último que recuerdo es estar en la calle paseando…no, en casa de un amigo…no, no lo sé. No tengo recuerdo alguno de por lo menos el último año. Hay una pequeña ventana en una de las paredes y puedo ver caer o, más bien planear, unos circulitos blancos. Supongo que serán copos de nieve, así que estaremos en invierno. Lo último que recuerdo es una flor, la primera flor después del último invierno… ¿o fue el anterior? ¿O hace cinco años? No consigo recordar nada más que me indique de cuándo es esa flor, ni siquiera sé qué tipo de flor es. Es blanca, con puntitos azules,…todo lo demás se pierde. No veo más que sombras de colores ir de un lado a otro. Lo único que permanece estable es esa flor. De pronto, oigo una puerta que se cierra. Parece que es la puerta de la habitación porque inmediatamente después oigo unos pasos rápidos y enérgicos acercándose a mí. Pronto descubro el causante del ruido, un hombre joven de bata blanca y gesto amable o, al menos, fingiendo ser amable. No parece muy alto, pero desde mi posición parece que me encuentre ante la presencia de un gigante. Quiero hablar para preguntarle qué me ha pasado. Abro la boca pero, no sé por qué, ningún sonido sale de ella. Es como si el aire no quisiera hacer vibrar mi garganta y decidiera quedarse dentro. Mis labios y mi lengua tampoco responden. ¿Me he olvidado también de cómo se habla? Siempre pensé (creo) que eso era imposible… una acción tan simple, hablar… eso no se puede olvidar. Miro al hombre. En su bata están bordadas unas letras: “Doctor Sánchez” leo. Vaya, así que es un médico. Al menos ahora sé que no se me ha olvidado el lenguaje, sólo los mecanismos para usarlo. Así que aún recuerdo lo que es un médico y, si estoy enfrente de uno, esto debe de ser un hospital o algo parecido. Me gustaría saber también su nombre, seguro que él ya sabe el mío. Me llamo ¿Ana? ¿Marta? ¿Lucía? Podría llamarme Anacleta y no notaría la diferencia. Me doy cuenta que no es sólo que no recuerde los últimos años de mi vida… ¡es que no me recuerdo a mí misma! “Venga conmigo” oigo decir al médico “vamos a empezar”. ¿Empezar el qué? Por si no tenía suficientes preguntas sin contestar, me viene éste y me dice que hay que empezar algo. Por lo menos esto tiene pinta de no ser un misterio por mucho tiempo. Me ayuda a levantarme y me saca de la habitación. Gente, no veo más que gente yendo de un sitio a otro. No reconozco a nadie. Algunos parecen médicos como el tal Doctor Sánchez y otros parecen enfermos. Eso sí, ninguno tiene la cara de asombro que debo de tener yo. Nos paramos ante una puerta. Tras ella, nos espera un escuadrón de médicos y enfermeras que me llevan de un pasillo a otro. Me sacan sangre, me meten en tubos, me hacen correr,…supongo que esto es lo que tenía que empezar. Me mareo, siento náuseas, y éstas crecen con cada médico que me quita de las manos del anterior para llevarme a otro sitio. Al final, medio inconsciente y con la sensación de querer echar mi estómago por la boca, me dejo guiar por el doctor otra vez hasta mi cama. Me tumbo. Ahora, además, me duele la cabeza. El doctor debe de conocer muy bien casos como el mío, porque me da una pastilla sin dudarlo ni un momento y al minuto se me han pasado el dolor de cabeza y las náuseas. Ahora, lo único que siento es un sueño incontrolable. Necesito cerrar los ojos y dormir. Me gustaría que el doctor saliera de la habitación antes de caer en los brazos de Morfeo, pero es imposible. Cierro los ojos y rezo por que mañana pueda recordar quien soy.
En algunos aspectos este fragmento me recuerda a la película Memento. Si no la has visto te la recomiendo.
ResponderEliminarHay una frase de esta película que viene al pelo: "Me quedo en la cama sin saber desde cuándo estoy solo. Y así… ¿Cómo voy a cicatrizar?... ¿Cómo puedo cicatrizar si no siento el paso del tiempo?"
Creo que eso es lo que le pasa a tu personaje. Porque para poder disfrutar de la vida todos necesitamos saber quienes somos, y todos necesitamos recuerdos para saber quienes somos.
Espero sinceramente que la protagonista mañana pueda recordar quién es.
Un beso